Compostar los que fue, abonar lo que renace.

Cambios, pérdidas y duelar, un proceso que nos ayuda a estar de una manera nueva en nuestro mundo.    

El otro dia en un encuentro de TCI una de las profesoras terapeutas gestaltica Ana Hernández Huet nos compartió de su trabajo sobre el duelo y para mi fue muy potente porque me dió un marco de algo que vengo reflexionando a partir de mis experiencias con la muerte, las pérdidas, los cambios.

Tantas veces no me di cuenta de que estaba duelando y me parecían tan difíciles los vaivenes internos por lo que pasaba, algunos los rechazaba, no les daba el lugar, como a la tristeza profunda, o a los desbordes de enojos. 

Por lo general enmarcamos el duelo principalmente en las muertes o las separaciones, pero el duelo es un proceso de adaptación ante una situaciòn que nos enfrenta con un cambio de las circunstancias que estaban dadas, principalmente una pérdida,  y que su proceso nos brinda una nueva manera de estar en el mundo. 

Por lo tanto aceptar el dolor, implica adentrarse en ese proceso, y lo que nos provoca duelar puede ser desde quien ya no estamos siendo, fases del desarrollo como el pasaje de la infancia a la adolescencia, bienes materiales, sueños y expectativas, deseos, a bienes culturales, bienes humanos, bienes espirituales (creencia, fe).

Y la intensidad, tanto del dolor, del proceso asi como del  desarrollo del mismo, estará dado no solo por el nivel de apego a esto, en qué circunstancia se da este cambio/perdida, nuestra implicancia (en ese vínculo, en ese trabajo, idea, expectativa etc), el tiempo y la calidad en esa implicancia, si tenemos una red de soporte donde podemos hablar de ello, o si estamos haciendo duelos paralelos,

también estará dado por la posibilidad de poder permitirme sentir el dolor y adentrarme a este proceso, influirá si soy mujer, si entro en otra categoría de género, mi carácter/personalidad, mi clase social, mi nivel económico, mi cultura, creencias, mi lugar de procedencia, mi color de piel, todo este entramado e intersección permitirá o no, procesar o sentir este dolor.

  • ¿Cómo atender el duelo si tengo una necesidad básica no cubierta que tengo que prestarle atención primero?
  • ¿Qué mecanismo aparecen ante el dolor, ante el cambio, ante la pérdida, ante el vacío?
  • ¿Qué significa la muerte para mí?
  • ¿De qué me siento culpable cuando un cambio o una pérdida aparece en mi vida?

La culpa aparece, por sentirme no suficiente, por ser quien soy, por mis errores, por lo que significa ser de ese lugar, de ese color, por ser mujer, por no estar dentro de lo heteronormativo, por el patriarcado y los miles de años de culpa, por que podría haber hecho otra cosa. Culpa por sentirme liberada por esta pérdida, por este cambio. Culpa por comparar mi dolor. O culpar al afuera. A alguien en particular, al estado o a Dios. (Más allá de la responsabilidad y en muchos casos parte de que se haga justicia, que realmente tiene que tener en cada caso estos personajes externos)

Y la idealización también , de esa persona, de ese trabajo, de quien fuí, de ese lugar, etc.

Sin poder poner sobre la mesa todo lo que en realidad es/fue.

Y se vuelve un obstáculo de ese proceso, se vuelve una manera de quedarme estancada a una realidad que ya no es, me ubico en el lugar de víctima o permito que me ubiquen en él, como estructura fija.

Hay personas que han estudiado este proceso observando, experimentando y explorando.

Como la Dra Elisabeth kubler Ross quien nos ha dado un marco de fases, las cuales no van de manera lineal – podemos volver a algunas de esas fases aun habiendo llegado a la fase de la aceptación -.

Recordemos que este proceso es un proceso vivo y que influenciado por lo que dije más arriba tendrá más o menos vericuetos.

Este proceso es único e irrepetible en cada quien, asi que no hay un tiempo señalado de cuanto dura este proceso.

Las fases que nombra Kubler Ross, están más aplicadas a la muerte física de las personas pero son fases que están en  todo tipo de duelo.

FASES DEL DUELO. 

1- Negación: shock, incredulidad, bloqueo, búsqueda, alucinaciones.

2- Ira: Intensos sentimientos y emociones, enfados, culpa, rabia, se repite a menudo preguntas ¿por qué?, porque a esa persona,  porque ahora, porque a mí, porque así. Ira puesta en otros lados o personas. Además de la culpa, enojo con una misma, etc.

3- Negociación : Pactos, ya sea de voy a cambiar, lo haré mejor, otra oportunidad, si pudiera verle una vez más, etc.

Algunos dicen MESETA: El dolor deja de ir en aumento .

4- Depresión: tristeza profunda, baja la energía, interiorización de la realidad inalterable, ahí comenzamos a tocar la realidad, en esta, entra una tristeza, que nos acerca a la aceptación.

5-  Aceptación: Tengo días donde acepto, vamos poco a poco yendo a la aceptación.

A medida que  vamos ampliando la conexión con mi realidad, me voy organizando.

No es resignación, porque está llevaría a la rabia, al resentimiento, nos deja pasivas, víctimas, presas, entonces la aceptación nos permite un movimiento para ir más allá.

La aceptación es inclusión, de lo agradable y desagradable de la experiencia, de que todos los matices están dentro del cambio, la pérdida, y el vacío.

La aceptación nos lleva a un punto de autoconocimiento, de nuestras corazas y mecanismos.

Nos conecta con una agradecimiento hacia nosotras mismas.

De poder hacernos responsables de nuestra manera de estar en el mundo.

O ser activas en el cambio que se necesita en el afuera para poder estar de una manera vital en este mundo.

Ir más allá del miedo, del miedo al vacío, del miedo a la muerte.


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